De repente, un ruido seco contra el piso, algo pequeño había caído ¿qué era?, ¿de donde?
antes de que pudiera responder esas preguntas un nuevo proyectil caía, esta vez rosando su capa....
y entonces lo vio:
una bola de arroz cocido y luego otra....(la q cayó primero).
En ese instante observo como, detrás de los trapos que semejaban las roídas cortinas de su escondite, los rojos ojos de un orco atisbaban, mientras se ocultaba rápidamente.
¨Extraño ataque¨, pensó, justo en el momento en que su transporte la libraba de observar un nuevo ataque solo Eru sabrá con que, tal vez hasta con el caldero.
Esta es una manera mas o menos graciosa de describir uno de los tantos ataques al ornato limeño que se producen todos los días, y q tuve la oportunidad de presenciar.
Como no creo q estuvieran cazando Gontas (gracias dm), debo suponer que al autor del ataque se le ocurrió contribuir con ello a la particular ¿decoración? de la gran Lima.
Sin querer mandar Un Mensaje a la Conciencia (mucho ver al Hermano Pablo), si me parece propio decir, que para que Lima mejore, hay q mejorar cada uno...
por lo tanto lo anterior fue mas bien retroceso.
3 comentarios:
bueno.. hubieras regresado por el guiso y despues por tu postre y tu jarrita refresco... y ya pe... ah me olvidaba la servilleta, y el caldillo no te olvide dle caldilloooo
Y dicen que no tienen plata ni para el arroz... Hay todo tipo de pensamientos y unos que ni si quieran califican de criolladas sino peor que los periódicos chicha que deambulan por ahí.
te hubieras tomado una foto a ver como salias...
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