Cierto día una hobbit se encontraba parada en uno de los tantos paraderos de combis, carretas y otros transportes de la gran Lima, y aprovechaba para revisar los titulares de las revistas mientras esperaba aquel que llevara a su destino.De repente, un ruido seco contra el piso, algo pequeño había caído ¿qué era?, ¿de donde?
antes de que pudiera responder esas preguntas un nuevo proyectil caía, esta vez rosando su capa....
y entonces lo vio:

una bola de arroz cocido y luego otra....(la q cayó primero).
En ese instante observo como, detrás de los trapos que semejaban las roídas cortinas de su escondite, los rojos ojos de un orco atisbaban, mientras se ocultaba rápidamente.
¨Extraño ataque¨, pensó, justo en el momento en que su transporte la libraba de observar un nuevo ataque solo Eru sabrá con que, tal vez hasta con el caldero.Esta es una manera mas o menos graciosa de describir uno de los tantos ataques al ornato limeño que se producen todos los días, y q tuve la oportunidad de presenciar.
Como no creo q estuvieran cazando Gontas (gracias dm), debo suponer que al autor del ataque se le ocurrió contribuir con ello a la particular ¿decoración? de la gran Lima.
Sin querer mandar Un Mensaje a la Conciencia (mucho ver al Hermano Pablo), si me parece propio decir, que para que Lima mejore, hay q mejorar cada uno...
por lo tanto lo anterior fue mas bien retroceso.


3 comentarios:
bueno.. hubieras regresado por el guiso y despues por tu postre y tu jarrita refresco... y ya pe... ah me olvidaba la servilleta, y el caldillo no te olvide dle caldilloooo
Y dicen que no tienen plata ni para el arroz... Hay todo tipo de pensamientos y unos que ni si quieran califican de criolladas sino peor que los periódicos chicha que deambulan por ahí.
te hubieras tomado una foto a ver como salias...
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